Los controles oftalmológicos en los niños son particularmente importantes: en los primeros años de edad el ojo aún está en la fase de desarrollo y, en consecuencia, un trastorno visual no diagnosticado podría comportar una condición de hipovisión irreversible (catarata congénita, ptosis, estrabismo, etc.).
Frecuentemente, algunos daños permanentes se pueden evitar con tratamientos muy simples (gafas, lentes de contacto, intervenciones, tratamiento ortóptico), pero es necesario intervenir durante la primera infancia.
Los resultados ideales se obtienen en los primeros seis años de edad; por este motivo, se recomienda realizar controles oftalmológicos entre los dos y los cuatro años de edad.